Huejotzingo, Puebla. – Ubicado sobre la Avenida Jerónimo Martínez, el Templo de San Diego es una joya arquitectónica de estilo colonial cuya construcción data entre los años 1598 y 1600. La tradición oral señala que el templo fue edificado en este sitio debido a un pozo milagroso, el cual aún se conserva en el interior y es parte esencial de su historia y simbolismo.
La fachada del templo destaca por su sillería de cantera y su elaborada portada, donde resaltan elementos como pilastras, cornisas, óculos, pináculos y roleos, coronados por un frontón recto y un pedestal con la escultura de San Diego. El campanario, por su parte, presenta vanos arcados, pilastras y un capulín con linternilla, conservando la sobriedad y elegancia del diseño colonial.
En su interior, el templo alberga retablos barrocos estofados en oro, con detalles del estilo churrigueresco, además de grandes lienzos al óleo que narran pasajes religiosos. Entre ellos sobresale el que representa el milagro de San Diego, quien según la tradición local salvó a un niño que cayó al pozo, reforzando el carácter sagrado del lugar. La sacristía también resalta por su techo artesanal, testimonio del arte y la técnica de la época.
Hoy en día, el Templo de San Diego continúa siendo un espacio de peregrinación y fervor popular, así como un símbolo de la identidad de los habitantes de Huejotzingo. Su legado religioso, histórico y cultural refuerza la profunda conexión entre la comunidad y sus tradiciones, manteniendo viva la memoria y devoción que lo han rodeado por siglos.